Manuel Olmedo
Atleta de 1.500 metros
sábado, 10 de septiembre de 2011
Retirado en Italia
Manuel Olmedo se reitró de su prueba de 800 metros en el Meeting de Rieti poco después de la primera vuelta.
viernes, 9 de septiembre de 2011
Rieti, próxima cita
Manuel Olmedo, competirá mañana día 10 de septiembre en el Meeting de Rieti donde intentará hacer una buena marca en la prueba de los 800 metros.
Tras el buen rendimiento en el Campeonato del Mundo de Daegu, donde la medalla de bronce se le escapó por 23 centésimas, el sevillano confía en poder conseguir un buen registro en el meeting de la Ciudad Italiana.
Olmedo correrá a partir de las 18.05 horas en la Final A de los 800 lisos.
Tras el buen rendimiento en el Campeonato del Mundo de Daegu, donde la medalla de bronce se le escapó por 23 centésimas, el sevillano confía en poder conseguir un buen registro en el meeting de la Ciudad Italiana.
Olmedo correrá a partir de las 18.05 horas en la Final A de los 800 lisos.
jueves, 8 de septiembre de 2011
Interesante artículo de C. Arribas en El País
Razones para el pesimismo
Por palabras, que no quede. Por discusiones abstractas sobre el fin de un sistema o el envejecimiento estructural del atletismo español, tampoco. Falto de marcas y de actuaciones al menos esperanzadoras -salvando las de Natalia Rodríguez, la única española de talla mundial, y Manuel Olmedo, que, al menos tiene la ambición de llegar a serlo-, el atletismo español ha sido en Daegu el rey del debate. Han hablado todos, salvo el presidente de la federación y director técnico y seleccionador, José María Odriozola, quien no ha hablado con la prensa y no ha hablado con los atletas. Al menos, según Jesús España, que ayer cerró la actuación española con un 12º puesto en la final de los 5.000 metros, no ha hablado con ellos en grupo.
Poco antes, como estrambote espectacular a una actuación que comenzó
el sábado 27 con la retirada de Alessandra Aguilar del maratón, el
relevo femenino de 4x100 metros, parcheado a última hora con la
saltadora Ruth Beitia por la lesión de Belén Recio, quedó eliminado con
46,24s, el peor tiempo de todos los participantes salvo Bahamas, que
sufrió la caída de una corredora.
Con el trasfondo electoral envenenando a veces las opiniones, sobre los porqués de la mala actuación del equipo español -un bronce, un cuarto puesto, nada más: ninguno de los 43 participantes mejoraron o igualaron siquiera sus mejores marcas del año: la mayoría se quedó muy por debajo-, la peor de la historia en los Mundiales, se ha hablado de todo salvo de la Operación Galgo contra el dopaje, lo que tampoco es sorprendente.
Todos los atletas tienen razones particulares muy claras para explicar su bajo rendimiento -errores de planificación, lesiones encubiertas, inconsistencias en el calendario, falta de competiciones...-, pero nadie parece tener una razón general para explicar por qué el 99% de las razones particulares han sido negativas. Mientras los técnicos se alarman por la escasez de atletas y técnicos en algunas comunidades autónomas y se preocupan por la supervivencia económica de los atletas en tiempos de crisis, critican la injerencia de algunos mánagers, que tienen más influencia en la programación de competiciones que los propios técnicos, y coinciden en que se da cierto espíritu acomodaticio en muchos deportistas que solo piensan en mantener la beca, el secretario de Estado para el Deporte, Albert Soler, confía en privado en que quizás haya llegado el momento de replantearse los parámetros puramente objetivos por los que se otorgan las becas y buscar nuevos criterios, subjetivos incluso. Otras razones oídas aquí y allá reflejan todos los síntomas de un deporte en estado de mera supervivencia: recortes en los presupuestos, falta de patrocinios, envejecimiento, relevo generacional con cuentagotas...
Al explicar por qué no ha podido quedar mejor que 12º, Jesús España, lúcido y claro, cuenta que él llega hasta donde puede llegar y que hay atletas que corren bastante más que él. Disputó el 5.000 con la misma sensación casi que Olmedo el 1.500: observando a su alrededor atletas de superior calidad y aspirando a seguir trabajando más para mejorar todo lo posible. "Tengo que mejorar más para ser competitivo con ellos, que cuando se ponen a correr tienen más marchas que yo. Soy consciente de mis limitaciones, pero aún tengo margen de mejora", dijo, lecciones que valen para él y que se podrían aplicar todos. Y después añadió: "Hay que valorar la actuación de cada uno según el puesto que ocupaba en el ranking mundial y el de ninguno era muy allá. No se pueden crear falsas expectativas". En realidad, si algo no ha generado la selección española ha sido precisamente eso, expectativas.
Con solo dos finalistas, nunca había habido tan pocos, pero quizás tampoco tantos eliminados a la primera, tantos cuyos puestos se encontrarán antes empezando a mirar las clasificaciones por abajo, España ha terminado 30ª en la tabla, encabezada por Estados Unidos (25 medallas y un canto a la diversificación: cuando fallan sus velocistas, surgen los mediofondistas y saltarines de todo tipo), Rusia (19) y Kenia (17), que ha arrasado en el fondo y ha hecho valer decisivamente la incorporación plena de la mujer, hasta hace nada marginada, a la economía productiva del atletismo: 10 de las 17 medallas kenianas han sido femeninas. Alemania (7) ha hecho valer la gran tradición en los lanzamientos de la escuela del Este, Reino Unido (7) recoge los primeros frutos de la gran inversión para Londres 2012 y Francia se emociona al menos con Lemaitre, convertido ya en gran actor mundial.
A España e Italia, igualadas en penuria y pesimismo, les han salvado mínimamente la actuación de dos mujeres excepcionales, Natalia Rodríguez y la saltadora Antonietta di Martino.
Por palabras, que no quede. Por discusiones abstractas sobre el fin de un sistema o el envejecimiento estructural del atletismo español, tampoco. Falto de marcas y de actuaciones al menos esperanzadoras -salvando las de Natalia Rodríguez, la única española de talla mundial, y Manuel Olmedo, que, al menos tiene la ambición de llegar a serlo-, el atletismo español ha sido en Daegu el rey del debate. Han hablado todos, salvo el presidente de la federación y director técnico y seleccionador, José María Odriozola, quien no ha hablado con la prensa y no ha hablado con los atletas. Al menos, según Jesús España, que ayer cerró la actuación española con un 12º puesto en la final de los 5.000 metros, no ha hablado con ellos en grupo.
El 4x100 femenino, parcheado con la saltadora Ruth Beitia, fue el peor de todos
Con el trasfondo electoral envenenando a veces las opiniones, sobre los porqués de la mala actuación del equipo español -un bronce, un cuarto puesto, nada más: ninguno de los 43 participantes mejoraron o igualaron siquiera sus mejores marcas del año: la mayoría se quedó muy por debajo-, la peor de la historia en los Mundiales, se ha hablado de todo salvo de la Operación Galgo contra el dopaje, lo que tampoco es sorprendente.
Todos los atletas tienen razones particulares muy claras para explicar su bajo rendimiento -errores de planificación, lesiones encubiertas, inconsistencias en el calendario, falta de competiciones...-, pero nadie parece tener una razón general para explicar por qué el 99% de las razones particulares han sido negativas. Mientras los técnicos se alarman por la escasez de atletas y técnicos en algunas comunidades autónomas y se preocupan por la supervivencia económica de los atletas en tiempos de crisis, critican la injerencia de algunos mánagers, que tienen más influencia en la programación de competiciones que los propios técnicos, y coinciden en que se da cierto espíritu acomodaticio en muchos deportistas que solo piensan en mantener la beca, el secretario de Estado para el Deporte, Albert Soler, confía en privado en que quizás haya llegado el momento de replantearse los parámetros puramente objetivos por los que se otorgan las becas y buscar nuevos criterios, subjetivos incluso. Otras razones oídas aquí y allá reflejan todos los síntomas de un deporte en estado de mera supervivencia: recortes en los presupuestos, falta de patrocinios, envejecimiento, relevo generacional con cuentagotas...
Al explicar por qué no ha podido quedar mejor que 12º, Jesús España, lúcido y claro, cuenta que él llega hasta donde puede llegar y que hay atletas que corren bastante más que él. Disputó el 5.000 con la misma sensación casi que Olmedo el 1.500: observando a su alrededor atletas de superior calidad y aspirando a seguir trabajando más para mejorar todo lo posible. "Tengo que mejorar más para ser competitivo con ellos, que cuando se ponen a correr tienen más marchas que yo. Soy consciente de mis limitaciones, pero aún tengo margen de mejora", dijo, lecciones que valen para él y que se podrían aplicar todos. Y después añadió: "Hay que valorar la actuación de cada uno según el puesto que ocupaba en el ranking mundial y el de ninguno era muy allá. No se pueden crear falsas expectativas". En realidad, si algo no ha generado la selección española ha sido precisamente eso, expectativas.
Con solo dos finalistas, nunca había habido tan pocos, pero quizás tampoco tantos eliminados a la primera, tantos cuyos puestos se encontrarán antes empezando a mirar las clasificaciones por abajo, España ha terminado 30ª en la tabla, encabezada por Estados Unidos (25 medallas y un canto a la diversificación: cuando fallan sus velocistas, surgen los mediofondistas y saltarines de todo tipo), Rusia (19) y Kenia (17), que ha arrasado en el fondo y ha hecho valer decisivamente la incorporación plena de la mujer, hasta hace nada marginada, a la economía productiva del atletismo: 10 de las 17 medallas kenianas han sido femeninas. Alemania (7) ha hecho valer la gran tradición en los lanzamientos de la escuela del Este, Reino Unido (7) recoge los primeros frutos de la gran inversión para Londres 2012 y Francia se emociona al menos con Lemaitre, convertido ya en gran actor mundial.
A España e Italia, igualadas en penuria y pesimismo, les han salvado mínimamente la actuación de dos mujeres excepcionales, Natalia Rodríguez y la saltadora Antonietta di Martino.
martes, 6 de septiembre de 2011
sábado, 3 de septiembre de 2011
"Ahora estoy dolido"
Manuel Olmedo, cuarto en la final de 1.500, confesó que estaba "dolido",
pese a haber logrado el mejor resultado de un español en doce años,
porque estuvo "muy cerca de la medalla", según declaraciones a la agencia EFE.
"Cuarto del mundo no se queda todos los días, pero quedarte a las
puertas de la medalla es duro, y eso que he corrido tácticamente
perfecto, sin perder la cuerda. Me han ganado los que han corrido más
que yo. Los dos kenianos, como ya preveía, y el americano, que ha
explotado sus cualidades cien por cien", explicó.
"Ahora mismo", prosiguió, "estoy dolido porque no he logrado medalla y me he quedado muy cerca, pero cuando lo piense en frío tendré que estar muy contento porque es para estarlo".
Olmedo piensa que no cometió errores. "No he corrido un metro de más. Me ha faltado encontrarme un ritmo un poco más cómodo, que no se me hubieran ido desde el 450. El esprint ha sido de 500 metros, no de 200, se ha tensado la cosa y poco he podido hacer".
"Estando dos kenianos", indicó, "la medalla la tiene segura. Cuando hay uno solo tienen problemas para subir. Hoy han sido muy superiores. Me quedo con el regusto de haber podido subir al cajón, pero cuarto del mundo no se queda todos los días".
El sevillano asegura que llegó en forma a Daegu y que ha dado la cara. "Este año no se me puede reprochar nada. He ganado el campeonato de España en pista cubierta, al aire libre, el Europeo de pista cubierta, la Copa de Europa y ahora cuarto en el Mundial".
Para el año próximo anunció que piensa preparar solamente los Juegos. "La Federación tiene que valorar mi actuación. Estoy compitiendo bien y debe tener confianza en mí. Quiero preparar exclusivamente los Juegos Olímpicos".
Por otra parte, Enrique Pascual, entrenador de Manuel Olmedo, cuarto en la final de 1.500, considera que el sevillano, que a su juicio siguió sus recomendaciones, "tiene que conseguir una base de 3:30 para que no le pase esto".
"Hemos decidido correr así. Han salido a ritmo de 3:45 pero el último 500 es el que te cambia la marca. Creíamos que la forma de gastar menos era ir ahí, en la cuerda. Hemos visto muchas carreras y casi siempre el que va en la cuerda gana", explicó.
"Luego hay que buscar el hueco para salir", continuó, "pero es que no es ni necesario buscarlo porque al final se estira la carrera. Ha tenido las fuerzas que ha tenido para llegar allí".
Para el año próximo, Pascual considera que Olmedo "tiene que mejorar bastante porque con la marca que viene aquí es el último. Tiene que mejorar su marca de base para que esto le resulte fácil. Él tiene que ahorrar porque no tiene un 3:30 de base para poder correr en ese ritmo. Mientras no lo tenga, le va a pasar esto".
Al hablar de comparaciones con otro de sus discípulos, Fermín Cacho, campeón olímpico en Barcelona''92, indicó: "Salvo alguna barbaridad que hiciera Fermín, que las hacía, están en ritmos muy parecidos. Lo que pasa es que Manolo es novato en 1.500. Ha corrido sólo un 1.500 a marca, que ha sido el de París, y allí se encontró la realidad de una prueba de cambios, que no te dejan pasar, que piensas que vas muy bien y en cuanto te dan dos toques pierdes tres o cuatro segundos".
"Ahora mismo", prosiguió, "estoy dolido porque no he logrado medalla y me he quedado muy cerca, pero cuando lo piense en frío tendré que estar muy contento porque es para estarlo".
Olmedo piensa que no cometió errores. "No he corrido un metro de más. Me ha faltado encontrarme un ritmo un poco más cómodo, que no se me hubieran ido desde el 450. El esprint ha sido de 500 metros, no de 200, se ha tensado la cosa y poco he podido hacer".
"Estando dos kenianos", indicó, "la medalla la tiene segura. Cuando hay uno solo tienen problemas para subir. Hoy han sido muy superiores. Me quedo con el regusto de haber podido subir al cajón, pero cuarto del mundo no se queda todos los días".
El sevillano asegura que llegó en forma a Daegu y que ha dado la cara. "Este año no se me puede reprochar nada. He ganado el campeonato de España en pista cubierta, al aire libre, el Europeo de pista cubierta, la Copa de Europa y ahora cuarto en el Mundial".
Para el año próximo anunció que piensa preparar solamente los Juegos. "La Federación tiene que valorar mi actuación. Estoy compitiendo bien y debe tener confianza en mí. Quiero preparar exclusivamente los Juegos Olímpicos".
Por otra parte, Enrique Pascual, entrenador de Manuel Olmedo, cuarto en la final de 1.500, considera que el sevillano, que a su juicio siguió sus recomendaciones, "tiene que conseguir una base de 3:30 para que no le pase esto".
"Hemos decidido correr así. Han salido a ritmo de 3:45 pero el último 500 es el que te cambia la marca. Creíamos que la forma de gastar menos era ir ahí, en la cuerda. Hemos visto muchas carreras y casi siempre el que va en la cuerda gana", explicó.
"Luego hay que buscar el hueco para salir", continuó, "pero es que no es ni necesario buscarlo porque al final se estira la carrera. Ha tenido las fuerzas que ha tenido para llegar allí".
Para el año próximo, Pascual considera que Olmedo "tiene que mejorar bastante porque con la marca que viene aquí es el último. Tiene que mejorar su marca de base para que esto le resulte fácil. Él tiene que ahorrar porque no tiene un 3:30 de base para poder correr en ese ritmo. Mientras no lo tenga, le va a pasar esto".
Al hablar de comparaciones con otro de sus discípulos, Fermín Cacho, campeón olímpico en Barcelona''92, indicó: "Salvo alguna barbaridad que hiciera Fermín, que las hacía, están en ritmos muy parecidos. Lo que pasa es que Manolo es novato en 1.500. Ha corrido sólo un 1.500 a marca, que ha sido el de París, y allí se encontró la realidad de una prueba de cambios, que no te dejan pasar, que piensas que vas muy bien y en cuanto te dan dos toques pierdes tres o cuatro segundos".
Olmedo roza el podio
Manuel Olmedo se tuvo que conformar con la cuarta plaza (o medalla de chocolate) en la final de los 1.500 metros del Campeonato del Mundo de Daegu. Gran carrera del atleta sevillano que no pudo subir al podio merced al gran final de Centrowitz (EEUU) que acabó colgándose el bronce.
La carrera fue muy táctica, algo que beneficiaba a Olmedo. Así, el paso los el 400 a un ritmo medio (1:00:02) hacía confiar en sus posibilidades. En la última vuelta, la pareja de keniatas Kiprot y Kiplagat aumentaron el ritmo de forma descomunal pero el sevillano fue capaz de hacer un gran cambio en el último 200 para llegar con opciones de medalla a la recta de meta. Sin embargo, y pese a su esfuerzo, tuvo que conformarse con la cuarta posición (3:36.33).
Cabe destacar que España no lograba una clasificación tan positiva en un Campeonato del Mundo desde que Reyes Estévez fue bronce en el Mundial de Sevilla.
PD: Por la tarde, declaraciones en exclusiva con Manuel Olmedo.
La carrera fue muy táctica, algo que beneficiaba a Olmedo. Así, el paso los el 400 a un ritmo medio (1:00:02) hacía confiar en sus posibilidades. En la última vuelta, la pareja de keniatas Kiprot y Kiplagat aumentaron el ritmo de forma descomunal pero el sevillano fue capaz de hacer un gran cambio en el último 200 para llegar con opciones de medalla a la recta de meta. Sin embargo, y pese a su esfuerzo, tuvo que conformarse con la cuarta posición (3:36.33).
Cabe destacar que España no lograba una clasificación tan positiva en un Campeonato del Mundo desde que Reyes Estévez fue bronce en el Mundial de Sevilla.
PD: Por la tarde, declaraciones en exclusiva con Manuel Olmedo.
viernes, 2 de septiembre de 2011
Llegó el gran día
Llegó el gran día. Los esfuerzos de todo un año se juegan sobre kilómetro y medio de sufrimiento. Once rivales, miles de ojos clavados en él y sueños que inundan su cabeza.
Manuel Olmedo defiende mañana (hoy ya para él) a partir de las 13.15 a España en la final del Campeonato del Mundo de Atletismo al aire libre de Daegu. En las dos rondas anteriores sensaciones espectaculares para afrontar con sumo optimismo la carrera decisiva, en esa en la que los fallos no están permitidos.
Olmedo tiene claro que puede y por él no va a quedar. Desde 1999 ningún atleta español logra colgarse una medalla en esta disciplina y en esta competición. Pero hoy puede cambiar la historia aciaga de losúltimos 12 años.
"Estoy tremendamente ilusionado y con capacidad de luchar por todo. Desde estas líneas quiero pedir el apoyo de todos mis paisanos y en especial de mi barriada de Los Arcos", comenta.
Ocho o nueve atletas serán los que luchen por las preseas y las posibilidades de Olmedo pasan por una carrera lenta donde su gran final puede coronarle como uno de los mejores del mundo. Sea como fuere, el sevillano ya ha hecho historia y en la final saldrá a por todas. ¡Estamos contigo Manolo! ¡PUEDES!
Manuel Olmedo defiende mañana (hoy ya para él) a partir de las 13.15 a España en la final del Campeonato del Mundo de Atletismo al aire libre de Daegu. En las dos rondas anteriores sensaciones espectaculares para afrontar con sumo optimismo la carrera decisiva, en esa en la que los fallos no están permitidos.
Olmedo tiene claro que puede y por él no va a quedar. Desde 1999 ningún atleta español logra colgarse una medalla en esta disciplina y en esta competición. Pero hoy puede cambiar la historia aciaga de losúltimos 12 años.
"Estoy tremendamente ilusionado y con capacidad de luchar por todo. Desde estas líneas quiero pedir el apoyo de todos mis paisanos y en especial de mi barriada de Los Arcos", comenta.
Ocho o nueve atletas serán los que luchen por las preseas y las posibilidades de Olmedo pasan por una carrera lenta donde su gran final puede coronarle como uno de los mejores del mundo. Sea como fuere, el sevillano ya ha hecho historia y en la final saldrá a por todas. ¡Estamos contigo Manolo! ¡PUEDES!
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